"Ahora, pequeño, tienes que venir a ayudarme.
Hace ya muchísimo tiempo, un monje de un monasterio ortodoxo, plantó un árbol seco en la montaña.
Era igual que éste, y le dijo a su discípulo que regara el árbol cada día hasta que cobrara vida...por favor, acercarme esas piedras...
Y desde entonces, todos los días por la mañana, temprano, subía la montaña con un cubo de agua y al atardecer volvía al monasterio.
Así lo hizo durante tres años, hasta que un maravilloso día, cuando fue a regar su árbol, como siempre hacía, vio algo excepcional: Toda su copa se hallaba cubierta de hermosas flores.
Digan lo que digan, esa manera de proceder, puede darte resultados extraordinarios, es decir, que si todos los días, a la misma hora, sistemáticamente, hiciéramos lo mismo, estableciendo un ritual, el mundo sin duda alguna cambiaría, estoy absolutamente convencido de ello. Los japoneses lo llamarían Ikebama."
Transcripción del texto inicial de la película.
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