martes, 11 de febrero de 2014

Cadena perpetua (The Shawshank Redemption). Frank Darabont-Stephen King.

GRAVEDAD SHAWSHANK.



Mi madre tenía el pelo rubio color mantequilla y la cintura estrecha. Recuerdo la nitidez de su silueta y no otra. Será porque en ella se esconde el aroma del pan tostado y del melocotón Melba de los domingos, y será también porque, en estos días, sigue siendo la única que no me ha abandonado en sueños, cuando la memoria se vuelve un órgano sucio y mentiroso, cuando ya se ha perdido toda la verdad sin reservas.

Del final de la tarde en esta biblioteca se descuelgan los cuerpos sin vida de tantos que estuvieron aquí, el silencio de sus frentes cansadas, los cuervos escondidos en los bolsillos de sus chaquetas de lana raída.

Sé que dicen de mí que me he acostumbrado, que estoy institucionalizado... Soy la antítesis de Andy Dufresne, fuera no brilla la lluvia bajo la luna.

Hubo un tiempo en el que fui libre para elegir mis pasos, un tiempo en el que las horas pasaban mansas y las nubes no eran más que espuma aplastada sobre un cristal. Ahora ya no me fijo en esas cosas.

Encontré un libro de Robert Frost en lo alto de una estantería la semana pasada, justo antes de que me diesen la libertad.

Leer estos poemas en las calles o en este cuarto nunca me hizo sentirme menos inútil, ni menos culpable, insomne o abandonado, pero por la noche, cuando miro allí arriba los nombres de otros que estuvieron aquí y el mío junto a ellos, algo me empuja a seguir.

Por eso escribo poesía. Un día no tendré que pensar en nada, no tendré que recordar nada.


Dos caminos se bifurcan
En un bosque amarillo
Y apenado por no poder tomar los dos
Siendo un viajero solo,
Largo tiempo estuve de pie
Mirando uno de ellos
Tan lejos como pude
Hasta donde se perdía en la espesura.
Entonces tomé el otro,
Imparcialmente,
Y habiendo tenido quizás
La elección acertada,
Pues era tupido y requería uso;
Aunque en cuanto a lo que vi allí
Hubiera elegido cualquiera de los dos.
Y ambos esa mañana
Yacían igualmente.
¡Oh, había guardado aquel primero para otro día!
Aún sabiendo el modo en el que las cosas siguen adelante.
Dudé si debía haber regresado sobre mis pasos,
Debo estar diciendo esto
con un suspiro de aquí a la eternidad:
Dos caminos se bifurcaban en un bosque y yo,
Yo tomé el menos transitado,
Y eso hizo toda la diferencia.

                                  Robert Frost. The road not taken.



sábado, 1 de febrero de 2014

LA BROMA MAGISTRAL. El Verdugo (Luis García Berlanga.)




Magnifico día. Brilla el sol. Apenas recuerdas la carta que recibiste ayer, el motivo que te trae hasta aquí.
El poeta Marcos Ana dijo una vez que el humor y el drama caminan de la mano, tú crees que el humor no es humor ni el drama es drama si no tienen una esquirla el uno del otro, si no se invaden levemente.
También crees que cada uno debería poder morir en su cama, con el calor de la leche con malta bajándote por la garganta y los pasos casi descalzos de quien alguna vez te avisó de que tenías un trozo de lechuga entre los dientes.
¿Y si es verdad eso de que la ley viene con una sentencia siempre?, ¿que alguien tiene que ejecutar esa sentencia?

Detener una vida.
Como un dios minúsculo injustamente nombrado por un tribunal hecho de primeras necesidades.
Mañana atravesarás esa sala de la que escuchaste decir que siempre sale un alma menos ¿o quizá sean dos?  
Esa presencia que se deshace en el batir de mil miradas no podrá distinguir en calidad de qué has entrado, con tus pies describiendo una torpe rúbrica, atropellada y ruidosa, lengua de trapo impregnada de angustia y de última madrugada.
No importa de qué lado de la muerte estés.
Cuando todo haya terminado sabrás que estás condenado a muerte de por vida.