sábado, 1 de febrero de 2014

LA BROMA MAGISTRAL. El Verdugo (Luis García Berlanga.)




Magnifico día. Brilla el sol. Apenas recuerdas la carta que recibiste ayer, el motivo que te trae hasta aquí.
El poeta Marcos Ana dijo una vez que el humor y el drama caminan de la mano, tú crees que el humor no es humor ni el drama es drama si no tienen una esquirla el uno del otro, si no se invaden levemente.
También crees que cada uno debería poder morir en su cama, con el calor de la leche con malta bajándote por la garganta y los pasos casi descalzos de quien alguna vez te avisó de que tenías un trozo de lechuga entre los dientes.
¿Y si es verdad eso de que la ley viene con una sentencia siempre?, ¿que alguien tiene que ejecutar esa sentencia?

Detener una vida.
Como un dios minúsculo injustamente nombrado por un tribunal hecho de primeras necesidades.
Mañana atravesarás esa sala de la que escuchaste decir que siempre sale un alma menos ¿o quizá sean dos?  
Esa presencia que se deshace en el batir de mil miradas no podrá distinguir en calidad de qué has entrado, con tus pies describiendo una torpe rúbrica, atropellada y ruidosa, lengua de trapo impregnada de angustia y de última madrugada.
No importa de qué lado de la muerte estés.
Cuando todo haya terminado sabrás que estás condenado a muerte de por vida.

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