jueves, 6 de septiembre de 2012


UNA LATA DE MELÓN EN ALMÍBAR. EL PIANISTA (Roman Polansky)


Me encuentro mirando directamente a los ojos del peligro y me pregunto si retirarme y mantenerme a salvo en un piso oculto en el ghetto, observando desde la ventana cómo la nieve cae lentamente y el mundo se acaba entre los adoquines es un acto de cobardía.

El miedo a morir de rodillas me aturde, prefiero pensar que algún día encontraré la herramienta necesaria para salir de aquí o se romperá el silencio cubriéndolo todo de cenizas.

Escondido en algún otro lugar observo los movimientos de la gente desde la esquina de una ventana rota.
No tengo recursos suficientes, quiero abrir esa lata rodante que significa mi subsistencia, mi fortaleza , mi orgullo, lo único que me queda por hacer con mis propias manos, sin matar.

Me reconfortan el pan y la mermelada, el abrigo que llevo sobre los hombros, pero lo que me ha enseñado que no soy un cobarde observando la nieve es el haber encontrado ese abrelatas entre el pan de centeno, la herramienta que me faltaba para demostrarme a mi mismo que existo por dentro también y que no estoy completamente solo.


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